Obra fundamental de la arquitectura catalana del siglo XVI y una de las edificaciones renacentistas más importantes de Cataluña, declarada Monumento Histórico y artístico de Interés Nacional en 1931.
Datos históricos
Algunos autores piensan que el origen de la Torre se remonta a la época romana, pero esto no se ha podido demostrar. En época medieval, esta zona se lo denominaba valle Carcerenya, y parece ser que se trataba de una propiedad agrícola: la antigua masía Carcerenya. Esta explotación agrícola adquirió una función claramente residencial durante el siglo XIV con la familia Pallarès, pasando a ser una torre señorial y a conocerse como la Torre de los Pallarès (de donde proviene el nombre). En el año 1520, Elisenda, viuda de Jaume Pallarès, vendió la casa a los Cardona. Juan de Cardona emprendió la verdadera transformación de esta casa señorial en el que murió en el año 1546, poco después de ser nombrado obispo de Barcelona. En esta reforma mantuvo la planta gótica del edificio, pero añadió dos torres de altura desigual: una gran torre militar, de defensa, y al lado opuesto, más baja, otra torre con una capilla en la planta baja. También construyó, encima del cuerpo central, una galería con arcos rebajados.
En mayo de 1543 los emperadores Carlos I e Isabel, protectores del obispo Joan de Cardona, dieron a la casa el título de castillo de Carcerenya, con la condición de que tendría que servir de refugio para los habitantes de los alrededores en momentos de peligro.
Después de estos años de gran esplendor, en 1561 la propiedad pasó a la familia Caçador, propietarios durante 300 años, hasta que en 1867 fue adquirida por la familia Coll y, finalmente, en 1942, fue adquirida por la familia Ribera, que ha cuidado de ella hasta nuestros días.
¿Cómo es?
Es una casa residencial, con un cuerpo central rectangular de planta baja, dos pisos y, adosadas a ambos lados, dos torres de planta cuadrada. Las dependencias del conjunto se ordenan en torno a un pequeño patio central.
En el interior, en la planta noble, destacan seis medallones de mármol de gran calidad técnica y apariencia totalmente clásica y, en medio, un relieve del arcángel San Miquel, del siglo XV.
La fachada presenta elementos característicos de las diferentes épocas de ampliación. Así, ornamentalmente combina ventanales y molduras góticas con numerosos detalles típicamente renacentistas: bustos, medallones, dinteles de piedra trabajados, motivos florales, molduras y ménsulas, relieves en las ventanas, etc. Destaca la puerta principal, coronada con frontón y enmarcada por dos pilastras con capitel de tipo corintio, y con un tímpano central con el escudo de los Cardona. En dos de las ventanas de la torre se encuentran esculpidos los retratos de Carlos V e Isabel de Portugal. El patio central tiene una escalinata que sube a la planta noble, de estilo renacentista y que contrasta con el pórtico de arcos apuntados de estilo gótico.