De poble a ciutat
En los últimos cien años Santa Coloma ha pasado de ser un pequeño pueblo rural aislado a convertirse en una urbe metropolitana e integradora. Su memoria histórica es uno de los elementos principales para entender la ciudad de hoy.
A finales del siglo XIX Santa Coloma estaba formada por un pequeño conjunto de casas solariegas aisladas y un reducido núcleo habitado junto a la iglesia. En aquellos tiempos diversas familias de la burguesía barcelonesa empezaron a veranear en este lugar. También en este período se produjeron las primeras oleadas migratorias modernas, primero muy reducidas, con la llegada de gente procedente del interior de Cataluña y Aragón, principalmente para trabajar como jornaleros agrícolas.
Posteriormente, Santa Coloma recibió los flujos migratorios más importantes que se produjeron en Cataluña y seguramente de todo el sur de Europa. Con el desarrollo industrial y el crecimiento económico que se produjo, superados los años de la posguerra, la demanda de mano de obra barata aumentó exponencialmente y Santa Coloma se convirtió en una periferia de Barcelona donde se dirigían irracionalmente una cantidad enorme de individuos y familias procedentes, inicialmente, de las zonas más deprimidas del estado español y, posteriormente, de cualquier parte del mundo.
De este modo, la ciudad pasó de tener 1.510 habitantes en 1900 a 131.764 en 1994. El crecimiento más fuerte se produjo entre 1950 y 1975. En este corto período de tiempo hubo un gran incremento de la población, que pasó de 15.000 habitantes a 134.000. Asimismo, sobre todo últimamente, estas cifras han sufrido oscilaciones a la baja; de hecho, en 2010 el total de habitantes se redujo a 120.000.
Actualmente en Santa Coloma el 21?% de la población es de origen local; el 25,4?% procede del resto de Cataluña; el 28,6?% del estado español y el 25?% del extranjero. De estos últimos, el 17,2?% son chinos, el 14,22?% proceden de Marruecos, el 12,52?% de Ecuador y el 7,04?% son pakistaníes. Para tener en cuenta la totalidad de la muestra hay que incluir ciudadanos procedentes de 54 países diferentes, según indican los datos del anuario municipal de 2010.
Esta evolución de la ciudad y la diversidad de sus habitantes explica muchas cosas, sobre todo si consideramos que la mayoría de los cambios se produjeron durante la dictadura franquista, sin democracia, en un territorio sin ningún tipo de planificación y sin servicios públicos ni infraestructuras modernas adecuadas.
De hecho, hasta la aparición de los ayuntamientos democráticos, la ciudad estuvo en manos de la especulación urbanística y de las empresas constructoras, creciendo prácticamente aislada de Barcelona y separada por el río (había un único puente para comunicarse con la urbe de la cual la ciudad dependía prácticamente para todo).
Por ello la Santa Coloma contemporánea es un marco excepcional para comprender tanto los problemas de desarrollo, dependencia e importancia de planificación a todos los niveles, como para descubrir las dificultades que plantea la integración cultural y la imprescindible formación de una identidad compartida que dé coherencia y sentido a una comunidad diversa.